miércoles, 25 de marzo de 2015

Rangitoto y Coromandel

RANGITOTO

Habíamos dejado el viaje en mi primera experiencia de Couchsurfing en Devonport, al norte de Auckland City.
Estando en casa de Luis, me animé a ir hasta la Isla de Rangitoto y disfrutar del maravilloso día de verano.
Cogí el ferry en Devonport que te lleva hasta el último volcán de Auckland District que erupcionó hace 600 años y creó por completo la isla con el mismo nombre, Rangitoto.

El ferry deja Auckland atrás

Rangitoto

La isla está plagada de pohutukawas, endémicos de Nueva Zelanda y que en diciembre cuando florecen, pintan la isla de rojo. Subí hasta la cima y mientras cogía altura, las vistas de la bahía de Auckland mejoraban. 

Coladas de lava

Vistas desde la cima

 Desde la cima del volcán, a 260 metros de altura, pude ver la Isla de Mototapu y me decidí a ir. Una caminata curiosa aunque desde Motutapu las vistas de Rangitoto eran impresionantes.

Isla de Motutapu

Isla de Rangitoto desde Motutapu

Para volver a coger el ferry hice el Coastal Track que se me hizo un poco largo y que al ir entre bosque todo el rato se hace un poco monótono por lo que tampoco es algo muy recomendable. Para acabar, cogí el último ferry a Auckland.

COROMANDEL

La semana no acababa ahí. Antes de salir de España me había apuntado a un evento de Couchsurfing que coincidía con mi primer fin de semana en Aotearoa. Era un viaje a la península de Coromandel pero solo estaba concretada la noche del sábado en The Pinnacles Hut.
Vía FB me puse en contacto con Tineke Waters que me iba a llevar en coche desde Auckland hasta allí y me recogió el sábado por la mañana. Teníamos que recoger a 3 personas más en diferentes zonas de Auckland y mientras tanto fuimos hablando sobre los mejores rutas de montaña en NZ, ella me sugirió muy seriamente el Routeburn Track y ahora no me quito de la cabeza la idea de hacerlo. Condujimos hasta Coromandel y los treinta y pico que eramos empezamos la ruta: Kaueranga Kauri Trail dirección The Pinnacles.

El camino que voy dejando atrás mientras subo. Merece la pena girarse.

A la izquierda: The Pinnacles

 La ruta es impresionante, al principio la vegetación se asemeja a una selva y pudimos ver alguno de los kauris que se salvaron de la tala masiva a partir de finales del siglo XIX. Este árbol es el más grande de NZ y tengo pendiente subir al morte de North Island a disfrutar del santuario de estos árboles. En la ruta, además de naturaleza me presentaron a los mejores sevillanos que te puedes encontrar en Nueva Zelanda y que desde ese fin de semana pasaron a ser parte importante de mi familia en NZ: Alex y Pili.


Alcanzamos el refugio y las vistas desde él eran impresionantes. El plan era subir a The Pinnacles a ver el atardecer por lo que esperamos hasta las 7:30 y empezamos a subir lo que nos quedaba hasta la cumbre. La subida tiene algún tramo interesante con escaleras o pequeñas trepadas que lo hacen muy divertido. Después de llegar arriba, solo puedes decir una cosa del paisaje y del atardecer: "awesome".
Dormir en el refugio cuesta 15 $ y se pagan muy a gusto, aunque solo sea por eso.

Empieza el atardecer y los valles cambian de color

Comenzando la subida a The Pinnacles


Vistas desde The Pinnacles

Parte del equipo de Couchsurfing

The Pinnacles Hut en medio del Coromandel Forest

Atardecer desde The Pinnacles

Al día siguiente, los mosquitos me forzaron a ver el amanecer así que les hice caso. No fue tan impresionante como el anochecer pero no estuvo mal. Al fondo la costa de Coromandel que me queda pendiente de momento.

Amanecer

Después de ver el amanecer y prepararnos, bajamos por el mismo camino y salvo que dos chicas que se perdieron y acabaron en la otra punta de la Península de Coromandel, no hubo ningún incidente más. A la vuelta dejamos a gente por Auckland y Tineke me invitó a cenar a su casa de Devonport antes de coger el ferry de vuelta a Auckland. Increíble la cena con su familia y con Michele que también había hecho la ruta con nosotros. No podía acabar mejor la primera semana en Nueva Zelanda, había visto de todo, hecho amigos sorprendentemente rápido y me sentía muy a gusto estando tan lejos.

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